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Ciclo: Deficiencias e hipocresía del Sistema Judicial y sus remedios

LOS ERRORES JUDICIALES Y SUS REMEDIOS

Para la inmensa mayoría de la ciudadanía, la justicia suele erigirse en ese gran ente abstracto e impersonal generador de grandes expectativas pero que, definitivamente, termina motivando generosas dosis de desencanto y decepción. Cuando en el inescrutable camino de la justicia interfieren factores como la política o ideologías fuertemente polarizadas, es habitual que el final del camino desemboque en importantes críticas, grandes frustraciones y peligrosas demagogias.

Desde la Filmoteca CajaCanarias queremos reflexionar, a lo largo del mes de octubre, en torno a la justicia y el cine, sin polarización ni color ideológico, colocando sobre el tapete los grandes errores, las desigualdades que en ocasiones se cometen y, como no, algunas hipocresías que rodean a la administración de justicia, a quienes aplican la ley y a las partes que configuran los procesos (abogados, fiscales, etc.). El cine ha abordado temas espinosos como son el considerable coste humano y económico para poder personarse y acceder a los estrados; la importancia para el ciudadano de estar correctamente representado; la necesidad de demostrar la pretensión que se ejercita (con el acervo probatorio correcto, adecuado y suficiente), de realizar las peticiones adecuadas (utilizar los cauces procesales correctamente, especialmente en un sistema formalista como el español), y de desarrollar peticiones y pretensiones razonables (cada día se penalizan más las pretensiones extravagantes, llamadas por los anglosajones frivolous litigation, que desacreditan claramente a quien las efectúa). La séptima de las artes, en ese sentido, ha mostrado constantemente la inquebrantable voluntad de persistir en hacer valer una pretensión justa agotando todas las instancias judiciales en entornos claramente hostiles.

Para reflexionar acerca de todos estos temas, la Filmoteca CajaCanarias propone el visionado de tres películas que no sólo hacen honor a una reputación que se mantiene intacta con el devenir de los años, sino que se magnifica ante las nuevas generaciones de cinéfilos y profesionales del derecho; tres filmes realmente inspiradores, directamente responsables de la matriculación de alumnos en las facultades de derecho del mundo entero. Sus realizadores, los guionistas, así como los actores y actrices principales logran en los largometrajes seleccionados algunas de las composiciones más importantes de toda su carrera: Por una parte, Atticus Finch (Gregory Peck), un humilde abogado de causas justas, padre, viudo y respetado miembro de su comunidad en el controvertido estado de Alabama. Peck obtuvo el merecido Óscar de la Academia por su comedida composición. Por otra, Frank Galvin (Paul Newman), abogado en Boston, Massachussets, que se encuentra en unas horas oscuras a nivel personal y profesional. Alcohólico, perseguido por la sombra del fracaso de su (en otro tiempo) prometedora carrera, se le presenta una oportunidad para redimirse en una de las grandes composiciones de Newman para la gran pantalla, finalista al premio Óscar. Finalmente, Gareth Pierce (Emma Thompson) es una abogada, activista y defensora incansable de causas justa. Este papel también colocó a la actriz y guionista británica a las puertas del premio Óscar por su memorable composición. Los tres letrados comparecen ante unos tribunales cargados de prejuicios, en situaciones muy difíciles. Solicitan con gran dignidad, integridad y prestancia una respuesta justa en nombre de sus clientes. Conocen sus oficios. Definitivamente saben cómo desempeñarlos. Por el camino les aguardan los grandes errores e hipocresías de la justicia, pero también sus antídotos o remedios.