La Fundación CajaCanarias y la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias presentan la exposición “Carmen Arozena”.

La Fundación CajaCanarias y la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias presentan la exposición “Carmen Arozena”.

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  • La exposición, comisariada por Luisa Navarro, reúne veinticuatro obras realizadas por Carmen Arozena en el periodo comprendido entre 1944 y 1962 y profundiza en el trabajo pictórico de la artista, el gran desconocido.
  • La muestra podrá visitarse hasta el próximo 23 de julio en la sala de exposiciones temporales de la Fundación Cristino de Vera, calle San Agustín, 18, La Laguna, y del 13 de septiembre al 5 de noviembre en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Palma.

La Fundación CajaCanarias y la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias han presentado hoy jueves en la sede de la entidad lagunera, calle San Agustín, 18, la exposición titulada “Carmen Arozena”, una muestra integrada por veinticuatro obras -pinturas y grabados-, realizadas por la artista palmera en el periodo comprendido entre 1944 y 1962. La muestra podrá visitarse hasta el próximo 23 de julio de 2022, en horario de lunes a viernes, de 10 a 14 h. y de 17 a 20 h., y sábados de 10 a 14 h. y en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Palma, del 13 de septiembre hasta el 5 de noviembre de 2022.

El acto de inauguración contó con la presencia de Óliver González, directivo de la Fundación CajaCanarias, Miriam Arozena, sobrina de la artista y depositaria de su legado, Luisa Navarro, comisaria de la exposición, y Clara Armas, directora de la Fundación Cristino de Vera.

Óliver González inició la presentación señalando que “abordar desde una perspectiva nueva y actual parte de la obra de Carmen Arozena constituye para la Fundación CajaCanarias y la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias el propósito para revisar la figura de esta singular artista, la cual, aunque reconocida por un amplio sector de la crítica y, sobre todo, entre los artistas gráficos, no ocupa todavía hoy el lugar que le corresponde en la historia del arte español”.

Igualmente, manifestó que gracias al premio Carmen Arozena, referente nacional e internacional en el mundo de la obra gráfica, así como la importante colección de obra que de manera permanente se exhibe en el Museo Insular del Cabildo de La Palma, se mantiene viva la memoria de esta excepcional artista que vivió el arte como un sendero de crecimiento espiritual. Y “nosotros hemos querido poner nuestro grano de arena para que ese crecimiento sea palpable también en un plano más real, máxime en estos tiempos huérfanos de personas que se conviertan en referentes por pensar por sí mismas, de manera crítica, incluso con su propia obra”. Por ello, señaló que “hacía falta una revisión de su creación que repasara los principales fundamentos estéticos y visibilizara su obra pictórica, más allá de sus innovaciones en el campo del grabado, disciplina en la que quedó encasillada para el gran público”.

Por último, después de señalar el amplio programa de actividades complementarias a esta exposición, disponibles en la web de la entidad, González agradeció de manera muy significativa la colaboración y facilidades prestadas por Miriam Arozena, sobrina de la artista y depositaria de su legado, y a Luisa Navarro, comisaria de la exposición, por su dedicación y contribución al mejor conocimiento de la artista. De igual forma, expresó su agradecimiento al Museo Insular del Cabildo de La Palma y al Centro Atlántico de Arte Moderno del Cabildo de Gran Canaria, por sus continuas aportaciones y préstamos extraordinarios, así como a los coleccionistas particulares y personas que han permitido, con su colaboración y generosidad, el desarrollo de este proyecto expositivo, como homenaje a esta destacada artista de nuestra tierra.

Miriam Arozena inició su intervención citando unas palabras pronunciadas por Cristino de Vera, “todo esto me entusiasma, fundamentalmente por el hecho de compartir, de que los otros puedan también disfrutar de mi trabajo, que no se quede oculto en colecciones privadas o en el estudio”. Y expresó que esas palabras reflejan exactamente lo que pensó en el momento en el que le propusieron la colaboración en este proyecto expositivo. “Compartir para que todos puedan disfrutar y aprender porque muchas de estas obras que ahora se exponen al público jamás han sido exhibidas, jamás han visto la luz más allá de las paredes de una casa. Pero, también, puede que para muchísimo público sea también la primera vez que vea la obra de Carmen Arozena y eso es lo que más me entusiasma, ese primer encuentro entre obra y público, ese despertar de sensaciones en la gente”.

Luisa Navarro inició su intervención explicando que Carmen Arozena entró en su vida hace más de treinta años, cuando comenzó a trabajar en su tesis doctoral titulada Vida y Obra de Carmen Arozena. Aportaciones al Arte del Grabado y la Estampación. “Entonces no existía ninguna monografía de esta autora. Se había publicado un pequeño catálogo a propósito de una exposición póstuma realizada en 1963, además de varios artículos de prensa y algún pequeño párrafo o reseña en algún diccionario de arte o libro especializado en grabado”.

Navarro manifestó que, en aquel trabajo, además de la biografía de la artista y la catalogación de unas doscientas obras pinturas, dibujos y matrices de su obra gráfica, desveló el denominado Método Arozena de grabado. “Tiempo después aparecieron otras obras en el altillo de un armario olvidado, hallazgo que aumentó considerablemente la nómina de estampas”.

De igual manera, señaló que la exposición que hoy se inaugura, “aunque tiene una representación de todas las etapas de su obra gráfica” pone el foco en el trabajo pictórico, el gran desconocido. En el catálogo de su obra, “la pictórica es inferior en número, pero no en importancia. Era muy querida por su autora quien no quería que se refirieran a su persona exclusivamente como grabadora, sino como pintora-grabadora”. Continúo expresando que “en su obra se produce una continua retroalimentación entre pintura y grabado” y “encontramos algunas trazas y veladas remisiones a los estilos artísticos y maestros del arte que Carmen Arozena declaró como favoritos: la pintura románica y gótica, prefiriendo entre los clásicos al Greco, Goya y Rembrandt y entre los modernos Picasso, Miró, Juan Gris y Guayasamín, sin perder un ápice de la personalidad rotunda y escalofriante que caracteriza toda su obra y que hoy tenemos la oportunidad de contemplar y descubrir su universo creativo impregnado de tintes visionarios y lleno de símbolos y referencias de diferentes filosofías y caminos de desarrollo espiritual”.

Carmen Arozena

La denigración más profunda la sufre la mujer, en cuerpo y espíritu. Con este terminante pensamiento resume Carmen Arozena (1917-1963) una parte importante del motor que impulsaba su vida y su obra; mostrar la falta de libertad y el dolor físico y mental del ser humano y, especialmente, el de las mujeres. Denunció las reticencias que aún existían en muchos sectores de la sociedad española de mediados del siglo XX al acceso de las mujeres al estudio y el trabajo, considerando esta actitud una forma de fomentar la prostitución del cuerpo y del espíritu.

Definida por ella misma como expresionismo metafísico, su obra es, en síntesis, la confluencia de las dos disciplinas artísticas en las que trabajó: la pintura y el grabado. Ella representa un brillante ejemplo de esa nueva figura que surge en el siglo XX, la del artista que confecciona y estampa sus grabados. Más aun, su talento vanguardista y creador no sólo puso su trabajo en sincronía con lo que se hacía en Europa y América, sino que la llevó a desarrollar un singular procedimiento de estampación, conocido como el Método Arozena.

Su universo creativo, impregnado de tintes visionarios, está lleno de símbolos y otras referencias a diferentes filosofías y caminos espirituales, expresados con una rotundidad escalofriante, sobre todo en sus óleos. Defendía con firmeza su faceta de pintora que, en ocasiones, se veía eclipsada por el carácter vanguardista de su obra gráfica. Prueba de ello es que no le agradaba que la calificaran exclusivamente como grabadora.

Nacida en Santa Cruz de la Palma, a los once años se traslada con su familia a Madrid y allí comienza, en 1936, los estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes, que reanudará tras el paréntesis de la Guerra Civil y finalizará en 1949. Entre 1955, año que realiza la primera exposición individual, y 1963, año de su fallecimiento, participa en numerosas exposiciones colectivas, bienales y concursos en el extranjero como la V Mostra Internazionale di Bianco e Nero de Lugano o el Concurso Hispano Americano Femenino de Grabado y Dibujo celebrado en Bolivia. En nuestro país, obtiene la 3ª Medalla de la Sección de Grabado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1960 y un segundo premio en el XI Salón de Grabado celebrado en 1961.

En 1957 recibe una beca para estudiar en París, en el Atelier 17, con S. W. Hayter, maestro de obligada referencia en la historia del grabado del siglo XX, con quien colaboraron artistas como Picasso, Miró, Matta, Yves Tanguy, Max Ernst, André Masson o Jackson Pollock, entre otros. En el Atelier 17 graba cuatro planchas abstractas, tendencia que abandona a su regreso a Madrid, justificando su permanencia en la figuración por la necesidad de sentir sensaciones concretas ante los cuadros.

En la sala Arte al día, de la Embajada de España en Francia, realiza su segunda exposición individual entre enero y febrero de 1958. La tercera muestra individual tuvo lugar en la Sala Abril en febrero de 1963, donde expone las obras elaboradas con su método de estampación. Pocos días después de clausurarla fallece por causa de una afección bronquial, a la edad de 45 años.

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