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Del 10 al 31 de marzo de 2009
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HUMANISMO Y EDUCACIÓN Fue maestro, profesor agregado de bachillerato, coordinador del suplemento de cultura y del suplemento de educación del periódico La Gaceta de Canarias, director de las revistas Fetasa y de Cuadernos del Ateneo.
Doctor en Filología Hispánica (Universidad de La Laguna) y Experto Universitario en Actualización Científico-Didáctica en Lengua Castellana y Literatura (Universidad
Complutense de Madrid).
Actualmente es profesor titular de literatura española de la Universidad de La Laguna. Ha sido coordinador de varios congresos y editor de diversas antologías poéticas y narrativas. Es autor de libros de poemas, de novelas, de cuentos y de crítica literaria. Entre otras publicaciones figuran Humanismo, literatura, Educación (conferencia de ingreso en la Academia Canaria de la Lengua) y el libro de ensayo Por lugares de la modernidad literaria.
Juan José Delgado
JUAN JOSÉ DELGADO ( Coordinador)
(Valle de San Lorenzo, Tenerife,1949)
¿Se erosiona el edificio educativo? ¿Cuáles son los valores que se consideran hoy como pertinentes en una formación integral? ¿Se mantienen aquellos que fueron propios del denominado proyecto humanista?
Las instituciones educativas han de responder a lo que la vida exige actualmente con el fin de progresar dignamente en la sociedad.
Los años finiseculares del XX han formulado una manera diferente de desarrollar las relaciones sociales y culturales. El repaso
de los últimos planes educativos, sin embargo, indican que los resultados en la formación revelan un empeoramiento paulatino en el nivel de los conocimientos humanísticos.
La formación ha dejado paso a una especie de pensamiento adocenado y conducente a que nadie pueda pensar por sí mismo ni consiga controlar su propia vida. Se ha entrado en la “Nueva era imperial”, en un gobierno mundial (FMI, G-8…) en donde a las instituciones políticas se les niega cualquier tipo de interferencia en los asuntos públicos que le conciernen. El ser humano no debe renunciar a su condiciónhistórica ni deponer su fuerza intelectual para dejarla en manos de un sistema que se está levantando a golpe de justificaciones meramente económicas.
Se ha anunciado la debilidad del pensamiento que será causa y cuna de una razón domesticable, de fácil manipulación y entregada al poder de los intereses que no corren ya por la vía de un pensamiento humanista. Se habla de un pensamiento posmoderno que ha renunciado al conocimiento histórico y a cualquier proyecto que tenga en consideración un horizonte en el que pueda vislumbrarse un mejor porvenir. Impera la visión de un presente confuso y fragmentado, el predominio de una cultura de la apariencia o del simulacro.
Se detecta una rebaja llamativa en los contenidos de tipo cultural que conforman los currículos de la educación no universitaria y universitaria. Las asignaturas de humanidades se hallan en vías de extinción y, en algún caso, extinguidas. La cultura
parece que no es rentable, y sólo se canalizan los esfuerzos hacia una formación especializada y técnica.
La enseñanza se ha vuelto una mera apuesta por la competitividad profesional.
El humanismo se ha vinculado a la educación; ha encontrado en ella los fundamentos formativos de un ser humano que mira hacia el porvenir.
¿Convendría alentar una formación humanista en el desplegado panorama de las altas tecnologías?
¿Puede haber hoy un humanismo que permita al ser humano sentirse en armonía con el mundo, así como responsable del particular y del comunal devenir?
Una perspectiva general, como la ya expuesta, corre el riesgo de considerar las materias humanísticas como antídoto o revulsivo con que atemperar la crisis de la educación actual. Se pide algo que es de este mundo:
que se impartan lecciones de lo que la humanidad ha sido, es y está dispuesta a seguir siendo. Ni más ni menos que hacerse responsable de su propio destino.
JUAN JOSÉ DELGADO
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